"nombra.en.red es una invitación a pensar y a escribir en femenino y en masculino cuando utilizamos el ordenador. Se trata de una invitación abierta en muchos sentidos. Por una parte, se dirige a las mujeres y hombres que saben que no da lo mismo usar exclusivamente el masculino, diciendo que representa también lo femenino, y que quieren cambiar este uso del lenguaje, tan arraigado como negativo para las mujeres. Por otra parte, se dirige también a quienes no se habían planteado antes que esta manera de hablar y de escribir se puede y se debe cambiar para nombrar adecuadamente a mujeres y hombres en la sociedad actual.
También es una invitación abierta para quienes quieran aportar nuevas sugerencias, teniendo en cuenta que la lengua materna no es propiedad exclusiva de nadie: ni de la academia, ni de la universidad, ya que pertenece a cada hablante.
La lengua existe porque se va encarnando en las mujeres y hombres de cada tiempo y lugar. Por esto las lenguas son sexuadas, con capacidad y recursos suficientes para nombrar la realidad tal como es, sexuada, masculina y femenina. El mundo es uno, pero los sexos, que lo habitamos y ponemos en palabras nuestras experiencias, diferentes a partir de cuerpos diferentes, somos dos: mujeres y hombres. Todo ello sin que ser mujer u hombre deba determinar ningún contenido específico ni comportamientos preasignados, porque la diferencia sexual masculina y femenina la puede interpretar cada cual libremente cuando no se le impone socialmente una identidad a la que deba adherirse; cada una y cada uno podemos dar contenido a esa diferencia primera que es la diferencia sexual, inscrita desde que nace en cada criatura humana."
También es una invitación abierta para quienes quieran aportar nuevas sugerencias, teniendo en cuenta que la lengua materna no es propiedad exclusiva de nadie: ni de la academia, ni de la universidad, ya que pertenece a cada hablante.
La lengua existe porque se va encarnando en las mujeres y hombres de cada tiempo y lugar. Por esto las lenguas son sexuadas, con capacidad y recursos suficientes para nombrar la realidad tal como es, sexuada, masculina y femenina. El mundo es uno, pero los sexos, que lo habitamos y ponemos en palabras nuestras experiencias, diferentes a partir de cuerpos diferentes, somos dos: mujeres y hombres. Todo ello sin que ser mujer u hombre deba determinar ningún contenido específico ni comportamientos preasignados, porque la diferencia sexual masculina y femenina la puede interpretar cada cual libremente cuando no se le impone socialmente una identidad a la que deba adherirse; cada una y cada uno podemos dar contenido a esa diferencia primera que es la diferencia sexual, inscrita desde que nace en cada criatura humana."
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